¿Eres hipertenso?

Son muchas, muchísimas las personas que tienen hipertensión, pero seguramente solo la mitad lo sabe. La hipertensión es la elevación de los niveles de presión arterial de forma continua o sostenida. Influyen la edad, la la alimentación y otros factores, incluso genéticos. Hoy he sabido que también juega un papel importante el ambiente donde se vive. La tensión alta es un problema que aflige al 20% de la población industrializada, sin embargo afecta en menor medida a los habitantes de países en vía de desarrollo. En España, Madrid y Barcelona son entre las aéreas metropolitanas las que mayor riesgo corren sus habitantes. Se comprende que la causa es el estrés que procura la vida en estas grandes ciudades.  Quiere decir que el estilo de vida en su conjunto influye en el bienestar de las personas. Mi médico, que a muchos de sus pacientes receta naturalmente, un tratamiento antihipertensivo, recomienda además que se evite fumar, que se haga un consumo moderado de alcohol y se combata con tenacidad el sedentarismo. Me decía que el ejercicio físico, que bien organizado puede disminuir el peso, es optima medicina. Perder un kg puede causar que la tensión baje al menos de un punto.   La dieta es un problema para los que comemos a menudo fuera de casa. Los menús que solemos consumir en restaurantes y bares son bastante grasientos y “salados”. A menudo en los restaurantes usan una sal muy refinada, que significa cloruro de sodio casi en estado puro. Otra cosa es cuando comemos en casa, el menú puede adaptarse mejor a nuestras necesidades. No tendría que faltar el magnesio, que se contrapone al sodio y que se encuentra abundantemente en legumbres, cereales integrales, plátanos, fruta seca y en diversas verduras. Se recomienda usar aceite de oliva como grasa principal e incrementar la ingesta de aves y pescado en detrimento de las carnes rojas. La dieta mediterránea está al alcance de nuestra mano y si además podemos dedicar un tiempo a paseos relajantes en algún parque de nuestra ciudad estaremos poniendo una buena base para no llevarnos un día un susto. Por lo pronto no estaría mal acercarnos a nuestro médico de cabecera y hacernos un chequeo, puede que seamos hipertensos y no lo sepamos. Como dice el refrán, es mejor prevenir que curar.