“Sin tecnología nos quedamos en las cavernas, sin actualización pedagógica vamos al caos”

Fundado en 1885 y con sede en un edificio del siglo XVII del casco histórico de Sevilla, reformado y ampliado para la práctica académica, el Colegio de San Francisco de Paula es un centro educativo privado, laico e ideológicamente independiente, de carácter muy familiar, que ha formado a más de cuatro generaciones de sevillanos en los principios de respeto y trabajo. El Colegio de San Francisco de Paula pertenece a la Organización del Bachillerato Internacional (BI), a la que están adscritos más de 2.500 colegios públicos y privados de los cinco continentes, y su proyecto educativo está acreditado por la Northwest Accreditation Commission (NWAC), que supervisa los estándares de calidad de algunos de los mejores de Estados Unidos, Europa, África y Oriente Próximo.

Manuel Bellido: ¿Cómo y hasta qué punto está repercutiendo  la innovación tecnológica en la educación? ¿Es suficiente meter ordenadores en las aulas?

Luis Rey Goñi: Casi todos sabemos que las cosas van a cambiar, pero muy pocos atisban cómo. La introducción de la tecnología en las aulas hará que la educación no se parezca en nada a lo que conocimos. No basta usar recursos prefabricados, hay que trascender las aulas y la docencia tradicional. Los ordenadores son una herramienta potentísima, y que los alumnos dominan mejor que los adultos. Pero son solo una herramienta: por eso hay que formar intensamente a los docentes para cambiar la pedagogía. Sin tecnología nos quedamos en las cavernas, sin actualización pedagógica vamos al caos. En palabras de expertos: “la clave nunca es la tecnología”.

Manuel Bellido: ¿Sigue siendo en la actualidad el profesor fuente de información para el alumno? ¿Ha cambiado su papel?

Luis Rey Goñi: El alumno de hoy está rodeado de dispositivos digitales en todas partes menos en el aula. Eso abre infinitas posibilidades -de búsqueda, de colaboración, de apertura al mundo. En internet están casi todos los datos. El profesor tiene que plantear retos, enseñar a los alumnos a generar conocimiento con esas herramientas y esos datos -y estimular, animar, guiar. Arthur C. Clarke dijo: “Si puedes sustituir a un profesor por un ordenador, hazlo… ese no es el profesor que quieres”. Y hoy hay vídeos tutoriales para casi todo.  Los docentes cambiarán y los que no lo hagan se extinguirán. Ya ha pasado antes: cada instituto (o sea, en el bachillerato) tenía su cátedra de caligrafía. Hoy hay decenas de fuentes tipográficas disponibles en el procesador de texto, más las que uno genera creativamente.

Manuel Bellido: Al parecer, algunas tendencias quieren que  el conocimiento conectivo se postule como nuevo método de aprendizaje gracias a herramientas de internet. ¿Es posible en la escuela actual?

Luis Rey Goñi: Estoy convencido de que las plataformas digitales, con inteligencia artificial, superarán la parte técnica del mejor docente. Probablemente muy pronto. No será concebible el aprendizaje sin internet. Otra cosa es el aspecto humano, imprescindible a corto y medio plazo; y a largo también, aunque habrá cambiado. Por supuesto nada es posible sin una buena formación del profesorado. Como decía mi padre, “Una escuela no son sus ladrillos, son sus personas”. Hoy se podría decir “no son sus ordenadores, son sus personas”. Hace falta un colosal esfuerzo de actualización, entre otras cosas porque en España nunca ha habido una adecuada preparación pedagógica. Últimamente hemos cambiado leyes orgánicas -ahora viene otra más- y hemos peleado por Religión o Ciudadanía. Así nos va: ¡divinamente!

Manuel Bellido: ¿Puede apoyarse hoy en día el progreso académico y profesional en la socialización interactiva?

Luis Rey Goñi: Hace mucho que los humanos inventaron las orquestas. En ellas, individuos profundamente profesionales y autoexigentes colaboran para crear algo más complejo y rico, inasequible al intérprete solitario. Antes aún, la evolución celular generó organismos que llamamos superiores. La interacción, ahora facilitada digitalmente, permite trascender los aprendizajes tradicionales, abre las puertas de un ámbito mucho más atractivo, realista y estimulante. Pero no resta un ápice al esfuerzo personal ni al requisito de rigor y cuidado del detalle por cada partícipe -al contrario.

Manuel Bellido: ¿Es mejor memorizar o experimentar y fallar? En este sentido, ¿cómo es el aprendizaje en la escuela actual?

Luis Rey Goñi: Quien afirme que la memoria no sirve es, en mi opinión, un inconsciente. Pero cuidado, ella sola no basta: por eso se la tildó polémicamente de “inteligencia de los torpes”. No basta reproducir lo que otros han dicho o hecho. Hay que indagar, reflexionar, crear. Hay que equivocarse y aprender de ello, como se cae uno cuando empieza a caminar o montar en bicicleta. En Silicon Valley se ríen de nuestro miedo al error y a la caída. Consideran fracasado a quien nunca se equivocó: porque jamás afrontó riesgos ni, por tanto, innovó. Los programas del Bachillerato Internacional son una maravillosa guía para mejorar las prácticas docentes. Algunos países se están volcando en su implantación: ejemplos hay tan diferentes como Japón y Ecuador.

Manuel Bellido: ¿Se puede aprender jugando?

Luis Rey Goñi: Solo se aprende de verdad cuando se disfruta con ello. La vida no es, no debe jamás ser un valle de lágrimas: sería condenar indecentemente al sufrimiento. Es una maravillosa aventura, o un juego si quiere, en que la interacción leal y justa con los demás, y la creatividad, nos permiten crecer colectivamente. Hay que buscar el disfrute en lo que se hace -y ello veta la repetición obcecada y vana. Esto no significa caer en lo vacuo. Hay que proponer retos estimulantes, en ámbitos que generen valor y aprendizaje. Ello no elimina el esfuerzo, sino que lo fomenta, promueve el afán de autosuperación. Para hacer bien cualquier cosa, incluso cualquier juego inteligente, hay que dedicar tiempo y energías. Cuando uno disfruta no mira la hora, no escatima fuerzas. Como Ramón y Cajal, el único científico español cuyo nombre se admira en el mundo entero. Hoy en día se habla de la “gamificación” (un anglicismo: “game” es juego). Muchos se devanan los sesos intentando aplicar sus lecciones al aprendizaje -como también al comercio: eso son los carnés y tarjetas de fidelización. Veremos avances en este terreno.

Manuel Bellido: ¿Lo que el alumno sabe se corresponde con lo que el profesor puede controlar con los exámenes o habría que introducir nuevas mediciones?

Luis Rey Goñi: Nunca ha sido la misma cosa y cada vez lo es menos. La vida nos examina a diario, pero la última vez que uno se sienta ante un papel a reproducir lo que memorizó suele ser al final de la carrera o en el execrable sistema español de oposiciones. Por supuesto que hay que evaluar. Y también hay que medir memoria: pero no solo eso, y no solo de modo repetitivo.

Manuel Bellido: Como crítica a la educación privada, algunos defienden que la educación no debe costar dinero. ¿Qué opina al respecto?

Luis Rey Goñi: Solo un insensato puede sostener tal cosa – como solo un insensato afirma que lo público no es de nadie. La educación cuesta, cuesta mucho, igual que la medicina. Lo que pasa es que todos la pagamos por los impuestos. Algunos, además, con un segundo esfuerzo van a un centro privado. Por eso hay que saber muy bien cómo se gasta. El ministro Wert tiene razón en que el dinero por sí solo no arregla la educación. Ahora falta que los políticos, máximos responsables por ley, optimicen realmente la inversión: el futuro del país ha de tratarse con la seriedad que requiere. El Rey, en su proclamación, reclamó rigor en la formación: ¡bravo! La falacia de que lo público es gratuito solo la pueden sostener los insensatos y los mentirosos. No sé cuál de las categorías es más peligrosa para la sociedad…

Manuel Bellido: ¿Se puede medir la productividad de los profesores? ¿Cuánto es importante la formación continua del profesorado?

Luis Rey Goñi: Por supuesto que sí. Hay que hacerlo de modo objetivo y externo, claro: las notas que ellos mismos otorgan, por ejemplo, nunca pueden tomarse en consideración. Nosotros llevamos años con un sistema de retribución variable en función del desempeño. Para eso es fundamental tener un equipo muy bien formado: también en gestión escolar, la gran olvidada en España. La edad media docente es de 43 años, la de los alumnos es de 13. Entre que aquellos se licenciaron y estos se incorporen a la vida laboral pasan tres décadas largas. ¿Que si hay que actualizarse? Si no, preparamos a los alumnos para un mundo que desapareció…

Manuel Bellido: Fundado en 1885, el Colegio de San Francisco de Paula ha tratado siempre de responder a las exigencias educativas de los tiempos. ¿Existe alguna característica en el modelo educativo que haya perdurado en el tiempo?

Luis Rey Goñi: Respeto y trabajo es nuestro lema. Son los requisitos de una sociedad armónica y de un crecimiento personal. Trabajo no es esfuerzo vano, sino espíritu de mejoramiento. Para ello hay que inspirarse en las mejores prácticas – y en particular fuera de España.

Manuel Bellido: ¿Qué significa para este Colegio pertenecer a la Organización del Bachillerato Internacional?

Luis Rey Goñi: La posibilidad de acceder a la experiencia de los mejores; la pertenencia a una comunidad mundial de educadores que trasciende fronteras, intrigas partidistas y visiones reduccionistas; la oportunidad de salir, compartir, aprender y enseñar lo que tenemos de bueno – que no todo lo patrio es malo, como no todo lo extranjero es fantástico. Y justamente del cotejo nacen los máximos aprendizajes recíprocos.

Manuel Bellido: ¿Vivimos ya en un mercado planetario del talento?

Luis Rey Goñi: Una de las docentes que hemos incorporado este curso, escocesa, viene de Arabia Saudita; otra, castellana, viene de Londres. Los cursos de actualización del Colegio este verano han sido impartidos por dos españoles, una italiana, un mexicano, una uruguaya, una serbia, un peruano y tres estadounidenses. ¿Siguiente pregunta…?

Manuel Bellido.: La Fundación Goñi y Rey ha presentado la candidatura de Sevilla como sede de la próxima cumbre europea de la Singularity University en 2015 y ha sido aceptada. ¿Qué va a suponer para Sevilla y por supuesto para Andalucía y España que este evento se lleve a cabo?

Luis Rey Goñi: La posibilidad de que un número amplio de personas tome conciencia, de pronto y a la vez, de lo que se nos viene encima. La oportunidad de utilizar el talento de los más avanzados para impulsar nuestro propio crecimiento. La opción de convertir a Sevilla en uno de los puntos de referencia globales de la institución más innovadora del mundo en este momento. Ahora falta que sepamos aprovecharlo.

Manuel Bellido.: ¿Qué objetivos se plantea el Colegio en el presente inmediato y en el futuro?

Luis Rey Goñi: Ahora mismo, acompasar la evolución a la terrible crisis que la deshonestidad y la ineptitud tanto han agravado en España. Sin parar de mejorar aunque el ritmo sea menor. En el futuro, seguir aportando a nuestra tierra todo lo que nuestro esfuerzo constante permita. Y también intentar que Sevilla se vaya conociendo cada vez más en el ámbito educativo mundial. El congreso internacional que organizamos en 2009 ha traído después varios más: en cada ocasión procuramos dar un impulso adicional y ahora se está sumando la Universidad Pablo de Olavide. En eso seguiremos mientras tengamos aliento.

Manuel Bellido: ¿Un deseo?

Luis Rey Goñi: Que todos seamos conscientes de que el sistema educativo existe, en primerísimo lugar, para bien de los alumnos. Eso siempre ha estado en la mente de todo buen profesor. Ahora es la primera frase de la LOMCE. Esperemos que toda la sociedad se entere y lo ponga en práctica…

Manuel Bellido

por @mbellido

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