China y Taiwán han mantenido un encuentro histórico después de la separación que tuvo lugar hace 65 años tras la guerra civil.
Wang Yu-chi de Taiwán y Zhang Zhijun de China se han encontrado en Nankín para una serie de coloquios que duraran 4 días. Los dos interlocutores gubernamentales son los que están siguiendo la hoja de ruta del “Dossier China –Taiwán” Un encuentro de características muy particulares; es curioso que en el salón donde mantienen las reuniones no hay ni banderas, ni carteles… solo ellos.
El representante de Taiwan Wang Yu-chi ha dicho que “conseguir este objetivo del encuentro no ha sido fácil de alcanzar y las interacciones se vienen produciendo desde hace años”. Para estas reuniones no hay una agenda oficial demasiado detallada. De hecho Wang Yu-chi también añadía que no se firmaría ningún acuerdo: «El propósito principal de la reunión era facilitar la comprensión mutua«.
El deshielo político entre los dos países ha dado lugar ya a un primer acuerdo económico, en junio de 2010. Los analistas creen, prematura la posibilidad de un acuerdo oficial y a un encuentro de alto nivel entre los presidentes de China y Taiwán Xi Jinping y Ma Ying-jeou
Algunos colegas de la prensa sostienen que al buen clima de las reuniones no está ayudando la negativa de Pekín de conceder la acreditación de prensa al Apple Daily de Taipei y a la cadena de Radio Free Asia de los EE.UU. Taiwán había prometido antes de las reuniones que habría planteado durante las conversaciones con China estas cuestiones relacionadas con la libertad de prensa. Por ahora en este sentido no hay ningún resultado.
Sin embargo, este encuentro es un paso adelante importantísimo. Un botón de muestra de hacía donde camina la humanidad. Es como si los distintos fragmentos del Planeta que hoy están divididos buscasen vías de unificación. Aunque a algunos le venga la tentación de pensar que pretender la unidad entre los hombres es meter el dedo en lo imposible, los átomos de la tela que componen la humanidad poco a poco se van combinando en un esfuerzo cociente, entre dos puntos críticos de reflexión, uno inferior e individual y otro superior y colectivo. Una convergencia en la paz. Un buen objetivo para el que todos podemos trabajar.