Kim Jong Un, el presidente de Corea del Norte que recientemente se hizo cargo del poder, después del fallecimiento de su padre, está mostrando  ideas políticas bastante similares a las oscurantistas del 900, a pesar de su joven edad (no llega a 30 años). Dicen los medios coreanos que en respuesta a las presiones militares de Washington y a las sanciones de la ONU, ha movilizado sus fuerzas armadas y ha entrado en “estado de guerra”. Es de anoche la noticia que podría utilizar misiles nucleares incluso contra bases militares estadounidenses en Asia.  Es lógico  que nos preguntemos si estamos al borde de una guerra nuclear provocada por esa “monarquía roja” de Extremo Oriente o sencillamente  lo que está sucediendo es la trágica puesta en escena de un joven inexperto e irreflexivo dispuesto a conseguir notoriedad y afirmación de su poder y autoridad a costa de lo que sea en el contexto de uno de los regímenes más paranoicos y criminales del planeta.  En el fondo también los hizo su padre, escogiendo el camino de hacerse el duro, alzando el tono y usando propaganda bélica y así saldar el apoyo incondicional de su  ejército. Como ha declarado pomposamente su Comando Supremo, “el poderoso Ejército Popular de Corea” (del Norte), que cuenta con más de 1,1 millones de efectivos, «llevará a cabo poderosos y sucesivos contraataques militares” , asegurando que , «el momento de la explosión se acerca rápidamente» y «nadie puede predecir que una guerra estallará o no en Corea y si va a ser hoy o mañana«. Da miedo. Es lógico que la Casa Blanca se esté tomando en serio estas amenazas temiendo que  este loco planee lanzar un misil balístico en los próximos días o semanas. Si realmente algo de todo esto sucede, Corea del Norte le complicaría la vida a China, leal sostén y aliado desde la guerra de los años 50.

Se mire como se mire, es difícil entender la lógica de un conflicto militar. La guerra es la mayor desgracia a la que siempre está expuesta la humanidad. Hoy esta desgracia puede nacer en Corea del Norte.

Rebuscando estos días entre mis papeles he encontrado un texto de Igino Giordani, escritor, periodista, diputado italiano, laico brillante, pionero del ecumenismo, hombre de cultura, fallecido en 1980. Escribe así: «Cuando dos pueblos se temen, desconfían uno del otro, la pesadilla crece y lleva en su seno la fatalidad de la guerra. El odio es el efecto del miedo. El miedo es el efecto del odio. No hemos querido intentar la ‘ciudad de Dios’ y hemos construido la ciudad de Satanás, una Babilonia infernal en la que ya no nos entendemos. Se habla de paz y se entiende guerra, se dice libertad y se interpreta petróleo, se habla de seguridad y aumenta la incertidumbre. Como en la literatura apocalíptica judía, los creyentes dominados por el miedo emplean los versículos bíblicos para justificar injusticias y abrir abismos de división. ¿Qué clase de cristiano es aquel que malgasta en bombas las riquezas capaces de resolver la desocupación, la miseria y la enfermedad? Para no temerle al hombre hay que amarlo”

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com