Me había acostumbrado a escuchar, con una cierta resignación, que ciertas cosas, muchas coinciden con las que más me gustan, eran enemigas de la salud. En mi caso, habrían aumentado el índice de colesterol. Sin embargo hoy, una noticia me hecho la boca agua. La información óptima que me ha sabido a gloria es que comer un poco de chocolate, todos los días, protege corazón y cerebro, sobre todo cuando se tiene tensión alta. La única condición; que tendría que ser chocolate negro, llamado también chocolate fondant; chocolate amargo; chocolate bitter; chocolate amer; chocolate puro, con al menos, el 60 o 70 por ciento de cacao. No vale el chocolate con leche ni el chocolate blanco. El estudio lo ha publicado el British Medical Journal; un estudio elaborado por un grupo de investigadores de Melburne, sobre más de dos mil australianos con enfermedades cardiovasculares. Uno de los descubrimientos es que el consumo diario de 100 gramos de chocolate negro, durante 10 años, reduce el riesgo de infarto y de ictus, al menos un 30%. Entre los ingredientes claves se encuentran los flavonoides, pigmentos naturales presentes en los vegetales que protegen al organismo del daño producido por agentes oxidantes. Estos, actúan sobre el óxido nítrico de las sangre mejorando la función de los vasos sanguíneos, es decir la circulación. El cacao es rico de esta sustancia.
Me vais a disculpar que paré aquí, creo que a buen entendedor pocas palabras bastan, voy al supermercado más próximo para abastecerme de algunas tabletas. Imagino su sabor y siento ya un gran placer. ¡No digamos imaginar su aroma!. El aroma del buen chocolate es como el mejor de los perfume. Salgo antes de que cierren el supermercado. Creo que hasta mi sistema inmunológico me lo está ya agradeciendo.