Tenemos muchos motivos para sentirnos orgullosos de nuestra tierra, pero la verdad es que ante tanto chasco, por la situación política actual, terminamos por sufrirla y no disfrutarla.

Lo peor es la impotencia. Por eso me percibo, a menudo, mientras escribo estas líneas, como alguien con aire precavido, de respiración cauta y mirada indiscreta, la mirada impertinente de merodeador, que siente el recelo de quien pisa un territorio con el que mantiene una relación de amor y desencanto al mismo tiempo. Muchas veces nos mordemos los labios para no echar más leña al fuego y no aumentar la crispación ya existente. ¿Con que otro talante podría uno afrontar el día a día siempre repleto de unas cuantas mentiras y tanta desinformación? Es por eso que me acerco todos los meses a través de esta carta, a la realidad de Andalucía, con la humilde intención de construir y de aportar algo de sensatez a los debates de nuestra sociedad.

Lo hago con una pasión no disimulada, pero tocado por el malestar de nuestros retrasos y de nuestros complejos de inferioridad.

Hoy me empuja la necesidad fundamental de entender qué va a pasar con la difícil fusión de las dos cajas de ahorros occidentales y domiciliadas en Sevilla, Caja San Fernando y El Monte. ¿Asistiremos a la enésima confrontación política? ¿Cuántas trabas pondrán los sindicatos para anteponer a cualquier decisión los acuerdos laborales? ¿La voluntad de los presidentes se supeditará como siempre a la agenda política? ¿Al final de otro nuevo proceso de tiras y aflojas presenciaremos nuevamente el fracaso como en anteriores ocasiones?

La mayoría de los andaluces creen y apoyan la fusión de las cajas porque todos entendemos la importancia que tiene reforzar el sistema financiero de origen andaluz, pero sus gestores tienen que garantizar por encima de cualquier otra cuestión la viabilidad económica de la nueva entidad resultante. En el proceso tendrán que primar los aspectos económicos y profesionales, por encima de los intereses partidistas y sindicales. Si se lleva a cabo con éxito, la nueva entidad tendrá más poder de mercado y se podrán abordar proyectos de mayor envergadura. La suma de la eficacia resultante aportará beneficios a los ahorradores y a la sociedad en general. Resulta difícil no elogiar la magnitud de este proyecto y, aunque con cautela y sin demasiadas euforias ni ¡eurekas!, esperemos que llegue a buen término.

En las próximas semanas asistiremos a nuevos debates, el tema no dejará de tener un interés evidente. Ojalá y que este debate traiga consecuencias positivas. Es la tarea provocadora que toda sociedad necesita para darse de bruces con sus contradicciones y poder reaccionar.

El carrusel de la fusión no se detiene, por ahora.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com