Esta mañana he tenido la ocasión de visitar “Cuerpos de dolor. La imagen de lo sagrado en la escultura española (1500 – 1750)” en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Son fondos del Museo Nacional de Escultura de Valladolid y muestra la evolución de la escultura española a través de algunos grandes escultores , entre los que destacan los andaluces José de Mora, Pedro de Mena o Juan de Mesa. También se exponen obras de Juan de Juni, Felipe Bygarni y Gregorio Fernández. Apenas se entra en la sala se encuentran cuatro policromías representando a los evangelistas; imágenes de una gran expresividad y de una gran armonía que raptan los sentidos. Se trata del grupo de los Cuatro Evangelistas, atribuido a Felipe Bigarny (s. XVI), Este autor apodado el Borgoñón dicen que nació en Langres, Borgoña en 1475 y que falleció en Toledo en 1542, fue maestro escultor y tallista; está considerado como uno de los más ilustres representantes del Renacimiento español. Obtuvo una gran reputación en vida hasta convertirse en el maestro de escultura y talla de la Catedral de Burgos. Esta mañana he permanecido muchos minutos delante de estas cuatro tallas en madera policromada, de aproximadamente 80 por 70 cm. Los cuatro personajes están acompañados con sus tradicionales símbolos apocalípticos: el ángel, el águila, el toro y el león. Los rostros, el cabello de los evangelistas, la decoración, los libros, los sitiales, los atriles, la pluma y el tintero que le sirven para redactar los Evangelios y todos los detalles que acompañan cada talla, reflejan la delicadeza, la destreza y la carga espiritual divulgativa que manejaban los artistas del Renacimiento. Hay un juego de simetrías que sostiene de manera magistral el lenguaje narrativo típico de la retablistica de la época. Una armonía que encandila. Es absolutamente sorprendente la profundidad que este artista consigue en un trozo de madera de apenas 24 cm. de fondo. La escultura como la pintura, a través de estas obras demuestra la capacidad de vehicular conocimiento y, sobre todo, belleza. El arte abre muchas puertas, es pan para el que tenga hambre de infinito.