Nos estamos volviendo todos cada vez más exigentes, porque cada día aumentan los elementos de comparación en nuestra sociedad. Una situación provocada por los avances tecnológicos y que, de alguna manera, nos acerca a prototipos y modelos que antes no hubiéramos tenido oportunidad de concer.

La tecnología produce velocidad, y la velocidad produce cambio. Lo malo de todo esto, es que la velocidad es contraria a la reflexión y, por consiguiente, estaremos obligados a aprender cada vez más y con disciplina a pensar deprisa, antes que a pensar mejor y con tiempo. La jungla mediática nos desborda cada vez más, y en los próximos años el desarrollo va a ser vertiginoso y será debido, sobre todo, a la competencia agresiva y feroz que existe en este sector.

La sociedad actual se ha puesto a correr desenfrenadamente detrás de las pautas que van marcando los ordenadores, la telefonóa móvil e Internet. Son, definitivamente, elementos de productividad imprescindibles e indispensables y, ¡ay de aquellas empresas que no inviertan en estas infraestructuras fundamentales! Si desde el punto de vista del consumidor de apie, la transformación que se está viviendo es brutal y está haciendo posible un cambio en el estilo de vida, no tenemos más remedio que pensar en lo que puede suponer para el mundo empresarial.

Nos estamos arrojando imparablemente hacia un estilo empresarial que podríamos denominar “digital”, marcado por un concepto básico y substancial: la información. Ayer escuchaba en un programa de radio que, actualmente en Estados Unidos el 25% de su crecimiento está basado en tecnologías de la información. Esto no es un hecho aislado que podemos mirar sólo de reojo, ya que tiene una lectura más profunda.

Vamos encontrando información en todas partes, a cada paso, en cada esquina. Asistimos y seguiremos asistiendo a ritmo vertiginoso al grandioso espectáculo de la información. Pero tenemos que preguntarnos si en nuestro caso tenemos que pasar de perennes receptores a emisores. Quizás haya llegado el momento de trabajar en nuestras empresas para conseguir, una “conectividad” permanente con el exterior, con nuestros clientes, con nuestra competencia, con la sociedad. Lograr que nuestra información entre en cualquier lugar y en cualquier momento donde nosotros queramos.

Competir significará, informar antes, llegar con nuestros mensajes al mercado antes que nuestros competidores. Competir significará que nuestros empleados manejen información constantemente para que las decisiones se puedan tomar con inmediatez y prontitud.

El 2000 nos habla ya de velocidad y de información. La próxima década será de las empresas que se adapten a esta nueva cultura con decisión y tecnología. Los triunfadores de ayer no tienen necesariamente que ser los triunfadores del mañana. Aquí se trata de adaptarse o morir. Es verdad que lo nuevo suscita a la ansia, pero más ansia suscita ver que nuestra empresa no es competitiva. Este es el horizonte que somos capaces de ver. Que la Navidad que es tiempo de regalos, nos traiga la capacidad de verlo con nitidez y aplicarlo con soltura.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com