Jóvenes guerreros de la nobleza ateniense fueron los que en tiempo de paz organizaban los juegos en honor de las divinidades del Olimpo. Jabalina, tiro con el arco, combates a espada, luchas cuerpo a cuerpo y otras más fueron las disciplinas olímpicas. El arte de prepararse para la guerra se convirtió en un juego con vencedores y vencidos. No sorprende que en Atenas, cuna de la civilización clásica, la corporeidad y el deporte fueran considerados valores y que los que conseguían vencer, fuesen considerados verdaderos héroes. Los atletas, que habían mostrado sus habilidades durante los juegos olímpicos, eran lo destinados a defender más tarde la ciudad de los ataques enemigos, para garantizar la prosperidad económica y la libertad de pensar en sus escuelas de filosofía. Los juegos olímpicos se suspendieron en el año 393 por un edicto de Teodosio, los juegos modernos se recuperarían en 1896 con De Coubertin. En plena era moderna e industrial los juegos ponían una vez más al ser humano al centro de la vida social. Los juegos olímpicos ponen al hombre por encima de las maquinas, de las finanzas, de las crisis y de la política. En los Juegos prevalece el sacrificio personal y la perfección atlética. Estamos a las puertas de los Juegos Olímpicos 2012 y más allá de la Tregua olímpica, a la que se refería mi compañera Anna Conte en uno de sus últimos post: http://annaconte.eu/2012/07/25/mani-ferme-tregua-olimpica/, muchos Estados en el mundo, seguirán en guerra, mientras en Londres sus atletas competirán en paz.
Los juegos son un ejemplo vital y sería importante no dejar pasar la ocasión sin aprender alguna lección de vida. La pasión que motiva a los atletas, el esfuerzo, el entrenarse constantemente superando la fatiga, el seguir trabajando sin tener ninguna certeza sobre la victoria son el carburante que llevan al triunfo. Somos artífices de nuestra propia vida, de nuestra realización y de nuestra felicidad. Esto es válido para cada ser humano y para las sociedades. Esfuerzo, esfuerzo y más esfuerzo. De aquí deriva la realización en la vida.
Esperemos que estos Juegos olímpicos 2012 sacudan a una parte de la sociedad adormentada, subvencionada y frágil que se espera siempre que sean otros a resolver los problemas sin aportar nada de propio. Como siempre nos queda la esperanza.