Sigo desde hace días el  gran caos que sacude la vida de la gente en Burundi, tras el intento de golpe de Estado del general Godefroid Niyombare, ex jefe de inteligencia. El aeropuerto de la capital y los estudios de la radio estatal RTNB, cuyo control es estratégico para informar a una población en gran parte rural, siguen bajo el control del ejército.

Los enfrentamientos armados entre fuerzas leales al presidente Pierre Nkurunziza y militares golpistas siguen sacudiendo Buyumbura, la capital de ese bonito país africano.

En un mensaje transmitido por la radio antes de la breve interrupción de la emisión, el presidente ofreció amnistía a los soldados que estaban del lado de Niyombare a cambio de la rendición. El  general había intentado el golpe de estado, mientras que el presidente estaba de viaje en Dar es Salam (Tanzania) en una reunión de la Comunidad de África Oriental sobre la crisis abierta en el país africano por su intención de presentarse a un tercer mandato en las elecciones de junio.

Durante las últimas dos semanas, al menos 20 personas han muerto en las protestas contra las aspiraciones del presidente a presentarse a un tercer mandato, algo que, según la oposición, prohíbe la Constitución burundesa.

Tras su independencia de Bélgica en el año 1962, Burundi ha sufrido dos genocidios: la masacre de hutus por el Ejército dominado por tutsis en 1972, y el asesinato masivo de tutsis a manos de hutus en 1993.

En el puzle africano, las piezas teñidas de conflictos no faltan. Son dramas que dejan muertos, gente sin trabajo, familias destruidas y niños sin educación.

Que rastreras y mentirosas  me resultan, ante estos dramas reales,  las declaraciones de algunos políticos españoles que pintan a España como un país sin democracia, sumido en la pobreza, en la desigualdad  y en el descontento social por la sanidad o por la educación. Una verdadera ofensa a muchos millones de seres humanos en el mundo que no tienen un trozo de pan para llevarse a la boca. Entre esos políticos que pretenden conseguir votos pintando una España casi agonizante, está Pedro Sanchez, que encima acusa a los otros de no pisar la calle.  Hoy sin embargo mientras él la pisaba, en la ciudad de Málaga, se ha encontrado con un grupo de trabajadores del sector textil que reventando  su deseado paseo triunfal lo rodearon gritándole  «¡Quiero mi dinero!» mostrando unas pancartas con frases como esta: “La Junta y el PSOE se vuelven a burlar de los trabajadores» o «La Junta nos lleva a la indigencia«.  Menudo marrón se ha tenido que comer, mientras Susana Díaz estaba en Asturias. Por la boca muere el pez.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com