A menudo escucho decir, estoy “depre”. Probablemente quien lo dice no sufre verdaderamente la depresión. Se trata sencillamente de un momento fugaz de tristeza puntual producido por algún contratiempo.  Los médicos definen la “depresión” como un estado psíquico que se caracteriza por una gran tristeza sin motivo aparente, decaimiento anímico y pérdida de interés por todo. He conocido algunas personas a lo largo de mi vida, que verdaderamente la sufrían. He comprobado que es un estado que produce una carga de dolor pesada y no deseada.

La palabra proviene del latín (depressio) y su significado tienen mucho que ver con la opresión, el encogimiento y el abatimiento. En palabras socillas, tristeza y desgana.  Ayer una psicóloga  me decía, que, sin embargo, con voluntad y ayuda, la depresión puede regalar a quien la sufre  la dotación de una nueva conciencia que consiente de sacar conclusiones sobre nosotros, nuestros sentimientos, nuestras emociones y como están se combinan con nuestra razón.

Es posible con ayuda, me decía, transformar la depresión en una formidable oportunidad de “redención”, de renovación.  Esta crisis está llevando a muchas personas a ese estado depresivo que les hace ver ante sí  monstruos que aterrorizan y aniquilan. Quizás sea oportuno tomar conciencia con normalidad que ciertos momentos de depresión forman parte de nuestra dimensión emotiva, que son parte integrante y esencial de nuestra existencia. Sin experiencias de sufrimiento, de fracaso, y desilusión seriamos seres incompletos, incapaces de apreciar la vida en todos sus matices. Sin esos momentos nuestra sensibilidad se empobrecería y, de consecuencia, perderíamos algo de la capacidad de amar y relacionarnos profundamente con los otros. Es posible y, es importante que nos convenzamos, que después de un momento de depresión o de angustia siempre podemos brindarnos una oportunidad de recuperación, para salir de esa situación, fortificados, lucidos y más fuertes.

Lo que he contado es el fruto de la experiencia de un amigo empresario, que después de haber vivido momentos muy duros y haber sufrido un “bajón” emocional muy fuerte, acompañado de una desestabilización profesional y familiar considerable, ha reaccionado tomando conciencia que podía recomenzar y afrontar con nueva energía su vida, incluso en situaciones de emergencia y de crisis.

Imagen: Detalle de Depresion de Vicent Van Gogh.

 

por @mbellido

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