Los desastres en países pobres nos llaman a una mayor solidaridad

Según la Agencia de Meteorología de la ONU, 2014 ha sido el año más caluroso que se recuerda. Los efectos del cambio climático están provocando catástrofes naturales que sacuden desgraciadamente a las poblaciones que en el mundo sufren ya las peores condicione económicas. Sin ir más lejos, puedo citar el caso de Malaui y de Mozambique, que desde el 13 de enero han sufrido aluviones e inundaciones produciendo desplazados e innumerables victimas. Malaui es uno de los países más pobres del mundo, donde la vida media no supera los 55 años y el PIB anual es de 750 dólares por habitantes. La población vive en condiciones de perenne y extrema pobreza y la situación después de los aluviones ha empeorado de forma extrema, sobre todo en cuanto a condiciones higiénicos-sanitarias. Algunas ONG han organizado campos de acogida sobre todo para mujeres embarazadas y niños, sin embargo la ayuda internacional no resuelve mucho, ya que no llegan alimentos, medicinas y vestidos suficientes. Además los hombres que ya no pueden cultivar los campos debido a las inundaciones, se alejan para hacer otros trabajos y tratar de llevar así algo de dinero a las familias. La precariedad en estos países nos interpela y nos llama a una mayor solidaridad. No podemos seguir cegados por el egoísmo de tenerlo todo cuando hay tanta gente que no tienen nada.