Muchos son los acontecimientos que Andalucía ha vivido durante 2015, muchos los hechos, las ideas y las personas que han pasado por las páginas de Agenda de la Empresa durante este año que acaba de morir y que hemos ido compartiendo con miles de empresarios andaluces que confían en nuestro medio. Nuestra redacción ha sido testigo de los acontecimientos  que hoy plasmamos de forma resumida en este ANUARIO EMPRESARIAL Y ECONÓMICO DE ANDALUCÍA que llega ya a su decimocuarta edición.

 Agenda de la Empresa lleva 20 años cumpliendo una función, digamos “notarial”, de dar fe de todo lo que de positivo se hace, en lo económico y en lo empresarial, por nuestra Autonomía. Una información vehiculada y aclarada por nuestros redactores y por excelentes especialistas y líderes de opinión cuya visión de Andalucía es ya fuente viva de nuestra hemeroteca. De hecho, el consejo de redacción, formado por personas de prestigio, los colaboradores y los nuevos redactores que se han incorporado al equipo han contribuido a que Agenda de la Empresa, junto a los otros medios de INFORMARIA, haya subido en excelencia por los temas y los contenidos tratados. Hemos hablado de innovación como clave para mejor transitar este tiempo de cambios constantes que las tecnologías disruptivas están propiciando. Una de las cosas que precisamente me llama la atención cuando analizo casos de éxito de emprendimiento innovador es que, en todos, sus protagonistas le reconocen una gran importancia al error. He llegado a convencerme de que sin errores no hay aprendizaje. La certeza del valor constructivo del error es fundamental para el crecimiento y la mejora constante. A menudo, prisioneros de la rutina diaria que en la vida profesional no depara muchas sorpresas, difícilmente nos paramos a valorar si lo que hacemos lo podemos hacer mejor o si tenemos que cambiar de estrategia. Sin embargo, cuando tropezamos en un error, ponemos todo en discusión, accionando un mecanismo de verificación que nos lleva a considerar factores que antes no habíamos examinado. Probamos así el escalofrío de la sorpresa, la emoción del riesgo y del cambio. La consideración y la gestión del error nos llevan a valorar con otra mirada la situación en la que nos encontramos y a resolver los problemas de manera creativa. El análisis del error, acompañado de la capacidad de reestructurar la percepción que tenemos de una situación, estimula a las empresas a mejorar y, sobre todo, a actuar sobre las condiciones en las que el error se ha verificado, evitando así que se repita en el futuro.

Mi deseo para este nuevo año es que podamos introducir en nuestras empresas una actitud positiva frente al error, que lo encaremos de forma pragmática y aprendamos a verlo como una oportunidad, una extraordinaria forma de aprendizaje.

El equipo de  se ha acostumbrado a celebrar los proyectos que no han triunfado de la misma manera que lo hacen con los que funcionan.

 Bertold Brecht decía que trabajaba duro para preparar su próximo error; quizás bien sabía que un error era la premisa necesaria para un gran éxito.

 Juan Roig, que en nuestra encuesta de este año de los más influyentes aparece entre los diez primeros, decía recientemente que la cultura del error es clave para cualquier emprendedor. No hay que tenerle miedo ni quedar anclados en cuanto se producen los errores porque “cometerlos no es algo malo, salvo si no se aprende de ellos”.

Manuel Bellido

bellido@agendaempresa.com

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