Se sabe que la luz del sol influye sobre una glándula situada en la base del cerebro denominada glándula  pineal o epífisis, un órgano que sincroniza, según los expertos, la liberación de la hormona melatonina con las fases de luz-oscuridad. Apenas la luz del sol disminuye y desaparece la melatonina aumenta y favorece una cierta modorra y la mayor parte de las veces provoca sueño.

Pasar mucho tiempo en ambientes oscuros con poca luz natural no hace bien ni al humor ni a nuestro físico.

El sol por tanto es una verdadera terapia ya que puede mejorar el humor de las personas. También el paisaje; ese lleno de colores, el que resulta de la naturaleza, en el campo, en la montaña, en el mar o en un parque de la ciudad es evidentemente una excelente medicina para favorecer  nuestro estado de ánimo.

Ayer, un amigo, que ha cambiado hace un mes de vivienda,  me decía que había querido que su nuevo apartamento reflejara optimismo. Había pintado las paredes de colores vivos, había decorado los ambientes con imágenes positivas, cuadros alegres y muebles de colores claros. Me comentaba que había notado una mejora sustancial en su estado de ánimo y añadía: ojalá pudiera cambiar también el ambiente donde trabajo, ojalá pudiera cambiar el tono triste de los telediarios, el pesimismo de las tertulias televisivas y la desesperanza que proyectan en sus discursos muchos políticos.

La conversación con este amigo nos llevó a enumerar las sombras que sobre el ambiente exterior proyectan a menudo el egoísmo y la falta de generosidad, la escasez de relaciones abiertas, los celos, la envidia, las actitudes coercitivas, las mentiras, la ironía, las rencillas…. Casi siempre esa pobreza interior se refleja en el exterior y en el ambiente. La belleza no la produce solo la riqueza material. La serenidad interior es una especie de sol que produce alrededor de quien la vive un ambiente acogedor, divertido, no aburrido y para nada repetitivo. Es bueno abrir de vez en cuando las  ventanas exteriores e interiores para  dejar que de una manera u otra que entre el sol. La falta de sol genera ansiedad, depresión, fatiga y tristeza. Lo hemos dicho muchas veces, la tristeza del alma puede matarnos mucho más rápido que una bacteria. Por eso a menudo repito el pensamiento del escritor francés Gustave Flaubert: “Cuidado con la tristeza. Es un vicio”

por @mbellido

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