A veces la vida pone a las personas delante de amargas decisiones, conscientes que tendrán que renunciar a moral, valores y ética. Lo comprendí por primera vez leyendo un libro de Trifonov en 1978. Yury Valentinovich Trifonov en su libro “Dom na nabereznoj” (la casa en la ribera del río) acerca una categoría psicológica a una categoría moral: “El terror es la motivación más imperceptible y secreta de la conciencia” El protagonista de este libro, es un mediocre. Se llama Glebov y es un hombre cínico y oportunista que le ha tocado vivir y convertirse en adulto en una época de Rusia, oscura y estalinista. Un encuentro al inicio del libro, a través de un flashback revela la existencia de los otros personajes y los acontecimientos que han rodeado la vida de Glebov. El personaje recuerda con amargura el oportunismo con el que construyó mezquinamente su carrera académica traicionando, amigos, valores e incluso amores.
La gran casa en la ribera del río es un inmenso edificio gris, que como una nave espacial se posa sobre el suelo de Moscú, donde reside la l’intelligencija y la clase dirigente de la época; un verdadero símbolo de un estatus y de una metáfora de la escalada social que el protagonista sueña y que finalmente consigue, pagando un precio de compromisos degradantes. El bienestar y el éxito premiaran su pobreza moral. En todas las ciudades hay una “casa gris” desde donde se maneja el poder, por donde desfilan compradores de estatus obligados a dejar fuera de la puerta cualquier resquicio de ética.
Trifonof celebra la epifanía del gris. Es como si acumulando gris sobre gris pudiese saltar antes o después una chispa y encender la salvación, iluminando alguna partícula superviviente de la vida interior.