Después que han pasado los piquetes informativos esta mañana, las calles tenían olor a país extinguido. A las puertas de los dos bares que están cerca de  nuestra  redacción un numeroso grupo de huelguistas  envalentonados por la mayoría que ejercían contra los dos pobres camareros asustados, intentaron amordazar la libertad de trabajar que hoy también se ejercía. “Corriente roja”, estaba escrito en sus pancartas y, yo me preguntaba, si era rojo de sangre, de dictaduras comunistas de otros tiempos o el color de moda de esta primavera.  No se dieron paz hasta que no consiguieron cerrar uno de ellos. Después de un aplauso al ver abdicar a esos pobres trabajadores, siguieron su marcha  matona y chulesca. ¿Qué habían conseguido? ¿Qué motivo de regocijo se llevaban esos endriagos?  Durante la jornada mucha gente, la mayoría, ha ido a trabajar, sin dejarse amedrantar por esas pupilas rojas que solo escondían rencor y  resentimiento. Esas cabezas no contienen una sola idea para sacar a España de la grave crisis que padecemos, esos cerebros atolondrados que solo sabían generar gritos de: “guerra, guerra, guerra”,   me perecían ollas vacías para hervir veneno. Sinceramente pensé esta mañana , que  el lenguaje de algunos de estos gritos era una burla a la inteligencia de la gente. El estruendo de esta mañana, de pitos, tambores y gritos quizás quería ahogar la frustración de algunos de no seguir en el poder o de no beneficiarse de él. Ciertos eslóganes demagógicos que se han sacado de la manga, con rima incluida, contra los bancos, los empresarios o el partido que gobierna, embriagan a quien los proclama y  adormece a quien los escucha. Está en juego demasiado, para arriesgarlo todo, solamente al azar de palabras vacias. Es hora de buscar soluciones, de convivir en paz y de trabajar. Toda guerra ahora, es torpeza y auto-engaño. El vandalismo las hogueras, las coacciones y los destrozos , que he visto más tarde en el telediario me producían vergüenza  y tristeza.  No puedo creerme que esos  alborotadores encapuchados obligando a los comercios a cerrar, destrozando el mobiliario urbano, quemando contenedores y cortando carreteras, quieran que España salga de la crisis. No puedo creer que les importen los parados ni las pequeñas empresas o autónomos que están crisis. Como un búho con los ojos congelados por la perplejidad he contemplado la “noche” de esta mañana.

por @mbellido

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