El Ibex se desplomaba hoy un 2,96% y la prima superaba  los 430 puntos. España parecía hoy una perdiz de ala rota que carecía de casa y huía asustada, mientras que desde los matorrales surgían  furtivos tirando a matar. La tensión no solamente se vivía en los mercados, también en los medios de comunicación y en las tertulias de radio y TV. Ni los anuncios del Gobierno, ni el respaldo de la Unión Europea lograban calmar las aguas. La guinda en la tarta la ponía Soraya Rodríguez en el Congreso de los diputados: «Sabemos gestionar una crisis perfectamente». A buenas horas, mangas verdes. España necesita un relojero laborioso que la ensamble de nuevo. Los tiempos han cambiado y no tiene sentido seguir anclados en reivindicaciones regionalista o nacionalistas. La suma exactitud no se encuentra en el actual  Estado de las autonomías. Esto lo sabe todo el mundo, pero el inmovilismo, el miedo al cambio y a  la pérdida de poder  ciegan a muchos. No deja de sorprenderme la irresponsabilidad de algunos dirigentes políticos; ya puede saltar por los aires nuestra economía, reventar el mercado, desplomarse la bolsa y multiplicarse al infinito  las listas del paro, no les importa con tal de mantener asegurada la parcela de poder. Ha sonado la hora de aplicar una cura de adelgazamiento al Estado  y tronchar de raíz las duplicidades que se están dando sobre todo  en Educación y Sanidad.

El aliento de  algunos políticos huele mal, casi a cavernoso.  Apenas abren bocas, lo hacen desde la más repugnante soberbia, capaces de creerse que son los únicos autorizados a expedir carnés de demócratas, de solidarios, de defensores de los humildes, de ortodoxos de la economía, conforme a sus criterios y, sueltan frases lapidarias como las de que el «el dinero público no es de nadie» o que  «la sanidad es gratuita”.  Con la chequera en mano se olvidan que el  dinero es del contribuyente, no de nadie y que el sistema público de salud se ha ido convirtiendo en costosísimo con respecto a los mismos servicios en la privada. Esa sanidad “gratuita” tiene un coste anual cercano a los 2.000 € por habitante, para que después tengamos que soportar  la mala calidad de ciertos servicios, las abultadas listas de esperan en  consultas de especialistas, ejecución de pruebas y operaciones. Seguramente nos costaría menos, pero mucho menos,  si esa competencia se centralizara.

El portador de pancarta ya no gusta a la gente y gradualmente las manifestaciones se van quedando sin manifestantes. La socialización de la sociedad actual está envenenada por los espacios politizados, los ciudadanos  les están viendo el plumero a más de uno y la pancarta que quieren es la de la  gestión honrada y eficaz. Cada protesta que se emita deberá ser acompañada de una  propuesta alternativa, concreta, viable y sensata. Los pataleos son inoperantes y solo esparcen residuos tóxicos con efectos letales en la situación dramática en la que nos encontramos.   O se pone remedio a esta situación, o podemos pronosticar el momento de nuestra salida del euro y de Europa. Es necesario que Gobierno y PSOE lleguen a un acuerdo,  no por el bien de sus respectivos partidos sino por el bien de España y de los españoles. Por una vez esperamos gran generosidad por parte de quienes mandan.  Les estaremos profundamente agradecidos.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com