En lo que va de año han muerto ya 2000 personas en el Mediterráneo. Inmigrantes que intentaban llegar a las costas europeas. La noticia ha sido difundida por la OIM, la principal organización intergubernamental en el ámbito de la migración que trabaja en estrecha colaboración con entidades gubernamentales, intergubernamentales y no gubernamentales con el objetivo de promover y gestionar la migración de forma humana y ordenada en beneficio de todos: los migrantes, la sociedad y los gobiernos.
En el mismo período de 2014 fueron 1607 personas las que murieron en nuestro Mar Mediterráneo. A lo largo de 2014, fueron 3.279 los inmigrantes fallecidos. Según las cifras dadas a conocer también por otras organizaciones, 2015 será probable el año más trágico.
Otro estudio que llegaba a mis manos recientemente con datos exhaustivos sobre fallecimientos de inmigrantes desde el año 2000 me ha estremecido como estremecen las noticias de muertes en las guerras. La cifra que ofrecía el estudio era demoledora: 23.000 muertos por intentar alcanzar Europa. ¿Somos capaces los europeos de ponernos en la piel de todas estas personas desesperadas que arriesgan la vida por buscar otra tierra para empezar de nuevo? ¿Cómo podemos ser tan insensibles hacia esas personas que arriesgan la vida dejando inclusos la propia tierra, las raíces y la familia para encontrar un detino mejor? Como telón de fondo descubrimos un terrible comercio de mafias que especulan sobre la desesperación y la desgracias de estas personas que desde África miran a nuestro continente como a un “tierra prometida “
Esta desesperación interpela a las instituciones europeas, a los gobiernos y a cada uno de nosotros. Levantar vallas no es la única solución. Europa tiene que recorrer de nuevo esa senda de creatividad y esperanza que la hicieron grande. Europa tiene que volver a tender puentes.